jueves, 27 de junio de 2013

Suspiros.

Las pulsaciones aumentan
según pasa el tiempo
y cuando se acaben los segundos pegada a tu piel
se pararan.

Porque me estoy acostumbrando
a quererte sin hacerlo,
a besarte sin tocarte,
y a pensarte sin mirarte.

Me he propuesto colonizar esa cadera
por la que tantas suspiran,
solo para que veas
qué bien le quedan la marca de mis dientes.

No tengo intención de escaparme
ni de dejar de tenerte en la cabeza
aun que, qué digo
te prefiero entre las piernas.


Poco más de cuarenta y ocho horas.
Nueve más para dejarte en la estación de autobuses
(y dejar un cachito de mí, contigo)



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