miércoles, 31 de agosto de 2011

De corduras, locuras o demás despistes.

Ya no me acuerdo ni de como se escribía nuestra historia...
¿Cómo empezaba?
¿Cómo acabó?

El agua de la lluvia recorre lentamente mi cara, pero no me importa demasiado.
Una canción se repite en mi mente, de forma intermitente...(Sí, amo a Boza)

Se me consume la inspiración a cada momento que te cuelas en mi mente, soy víctima de un acoso constante de tus ojos.

Tengo asumida tu ausencia, y tengo claro que el olvido no existe.

Pero me conformo con saber que no volverás, y que mi perturbada mente estará lista para una nueva aventura.

Un nuevo amor, quizás ya está aquí y todavía no me he dado cuenta.

¡¡BOOM!!

Otro golpe de incoherencia me traslada a una segunda dimensión, donde no existe NADA.





Y creo que me voy a quedar aquí por un tiempo...

lunes, 29 de agosto de 2011

Que hable el polvo...

¿Recuerdas aquellos días de felicidad plena? Donde nada importaba y todo era innecesario.
¿Recuerdas esa hierba mojada que cubría nuestros rostros? Cuando era sólo respirar.

Pregúntale a esas sábanas llenas de pintarrajos y dulzura lo que teníamos.
Dile que si te puede dar la solución a esta enfermedad que nos consume.

Yo...Tengo una ligera idea, seguramente equivocada ( para variar ).


¿Y quién lo puede saber, querida? Necesito una respuesta pronto o nos estallará en los ojos.

Un par de cigarrilos con un café en aquella vieja cafetería de barrio nos haría pensar, comprender... O no, seguramente no.

Pero supongo que habrá que intentarlo...

¿Por qué?

Por no olvidar todo lo que fuimos, todo lo que somos y todo lo que seremos.

Por... Nosotras.



domingo, 28 de agosto de 2011

Nuevas caricias, nuevos placeres.

Jamás hubiese imaginado que ella iba a hacer estar tan bien.
Son nuevas formas de complacer, formas de hacerme sentir... bien.

Unos cuantos recuerdos intenta arrebatarme la poca felicidad que voy consiguiendo día a día, pero no podrán conmigo.

Y yo me pregunto... ¿Dónde había estado aquella linda mujer durante toda mi vida?

Apareció una noche, en un callejón de alguna parte de Madrid. Me pregunto la hora, y si necesitaba compañía.

Una persona en sus cabales hubiera huido rápidamente, pero yo me quedé a escucharla.
Tenía una voz tan dulce que me estremecía la piel y sonrojaba mis pómulos, era tan cálida...

Hablamos de amor, desengaños y demás tristezas. Al rato me invit´a tomar una copa a su casa. Acepté sin dudarlo.

Después de mezclar licores entre copas de cristal, ella se encendió un cigarrillo mientras me acariciaba los labios.

Las manos me temblaban, y sólo tenía ganas de besarla. Compartiamos tantísimos sentimientos, tantísimas experiencias...

Una ráfaga de viento, impropia de un mes como agosto, apagó la única vela que alumbraba su pequeño salón.

De repente sentí sus manos alrededor de mi cuello y... me dejé llevar por la pasión.

Los labios se fundieron por las sábanas, las lenguas se sacaron con el calor del roce de nuestros cuerpos.

Y...

Un rayo de sol me despertó, y miré inconscientemente a mi lado para verificar que no era un sueño.
Y efectivamente, allí estaba ella...

Desnuda, con el pelo alborotado y una sonrisa. Recordé todo lo que había pasado y no sabía como reaccionar.
Volví a girarme y fingí estar dormida.
Pocos minutos después sentí sus manos acariciando mi cintura.
Eran unas caricias tan suaves, con tanto cariño...

Me giré y la besé en la boca. Fue uno de los mejores besos de mi vida.

Ella se sorprendió y me dijo al oído:




Esto sólo es el principio, pequeña mía...

jueves, 25 de agosto de 2011

Y esto es un adiós, querida.

Nubes de tormentas, una tras otras nos devoran por dentro, consumen nuestro tiempo y caemos...

Habría dicho que esta relación era para siempre, pero habría sido otro fallo matemático.
Ahora solo me quedan unos cuantos recuerdos guardados en aquella caja metálica y muchos sueños rotos.

Son incontables las horas de placer mutuo, de felicidad y comprensión, pero como todo lo bueno, se acaba.

No querría este fin para las dos, pero no hay otra opción, princesa.

Has sido más de lo que yo hubiese pedido o imaginado.
Nunca olvidaré esa sonrisa de niña que se te ponía nada más amanecer, o aquellos besos tan intensos al dormir.
Añoraré las peleas en plan matrimonio antiguo que teníamos, como tu vicio con aquel instrumento que toca Boza.


Pero lo nuestro es imposible porque, aunque ya no me hagas estremecer con un abrazo ni desear tus besos a cada segundo, no puedo aguantar tus ganas de volar, de huir y de dejarme.

Pero prometo recordarte durante toda mi vida, la aguja atravesará la piel y será por tí.

Siempre nos quedaran aquellas palabras: Miedo, duda, evasión onírica, nosotras...

Has sido un antes y un después en mi vida.


Ahora me toca vivir sin tí, y quién sabe, quizás el destino nos vuelva a juntar en aquel banco donde empezó todo...