sábado, 29 de octubre de 2011

Nunca fue tan grande la ansiedad.

Escupo rabia disfrazada de amistad.
El dolor es demasiado punzante como para poder seguir jugando a ser persona.
Me he convertido en un animal.
Los instintos me hacen reptar por las fauces del dolor y el odio, me hace morderte.
Quiero causar daño, quiero hacer sentir lo mismo que mi cuerpo siente.
Sufrir cada lágrima de azufre que me quema el rostro.
Arañarte el corazón y comérmelo.
Puedo odiarte, lo se.
Pero es más divertido tener ese sentimiento rabioso que me hace enloquecer.

Ahora me dedico a ingerir alcohol hasta desfallecer, a intentar olvidarte en cada calada.
Imagino tu muerte, y seguidamente la mía.

Un coche atropellando tu cabeza y las vísceras desperdigadas por la carretera, no se, lo típico.

Llámame loca, esquizofrénica o vengativa. El caso es que quiero sepas quién soy y que puedo llegar a hacer.

Tu habrás podido olvidarme en cuestión de horas, pero voy a hacer que me recuerdes todos lo días de tu larga vida.


Eres el adiós que nunca sabré decir, pero si podré encerrar en un armario con llave y millones de candados durante toda mi vida.

No se que hacer, sólo que no puedo seguir a sí.


me estas matando, niña.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Tiene 30 años y ahora todo (NO) le va bien.

Los pensamientos en forma de relámpago invaden cada lugar de paso, cada baldosín y cada parada de autobús.

Tengo esa sensación de vivir sin hacer, de tener un cuerpo inútil domado por instinto animales que enloquecen mis sentidos.

Quiero gritar, matar, sentir tu sangre recorriendo mi cara.
Quiero que mi inerte cuerpo luche contra ti.

No tengo posibilidades de ganar, pero sí de sentir.

Y ahora me sumerjo en otra dimesión:

-¡¡ME ENCUENTRO ESTUPEFACIENTEMENTE!!



Y tu, no vas a poder pararme.