Me duele la costilla derecha
de no haber podido quitarme las medias
o completar las noches
atada a sus sábanas.
Pero qué mejor recuerdo
que un pinchazo a tiempo
para partir la estabilidad
y sentir que todo va mejor.
Y cortando por lo sano
me quité del vicio de escribirte
para así, poder volver a sonreirte
con los ojos abiertos
y el corazón entre los dedos.
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