Forzándome a creer que la suerte está echada y que no hay vuelta atrás.
Creyendo que la apatía y la sed irrefrenable se me van de las manos.
El verano está al caer y sigo aquí, temblando.
Y no me he dado cuenta de que otra vez volvemos la misma estampa,
las tardes con las caras largas.
Podríamos dejarnos de tanto drama ¿no?
¿Y cómo voy a dejar de agobiarme si te tengo delante
y no me dejas disfrutar de ese instante?
La desgana es el tren que me lleva al vacío cada vez que monto contigo, cariño.
Y me ciega para que no pueda entender de que hay millones de opciones que no llevan tu nombre.
¿Sabes? He elegido que ya no seas mi destino.
He saltado de ese vagón,
para fugarme conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario