lunes, 27 de mayo de 2013

Ábreme el pecho y.

Cambiando la gravedad de ombligo
e invirtiendo la primavera en besos sin sentido.
Quizás así, encuentre lo que no busco
que es lo que necesito.

También se vive sin suspiros
ni escalofríos
pero no se respira igual
que cuando algo te hace estremecer
hasta querer morir entre sus manos.

Y el corazón lo tengo tan helado
que ni el verano se atreverá a derretirlo
porque solo el mismo frío
lo puede volver a reanimar.

He perdido la noción de los centímetros
que hay de tu boca a la mía
cada vez que susurras un "te quiero"
que no significa ni la mitad
de lo que escondes tras esos puntos suspensivos.

Había pensado en volver a pedir explicaciones
de esos besos que no entiendo
pero, ¿para qué?
Vivo mejor en la ignorancia
siendo una cobarde
como tú.


Romper rutinas frágiles
nunca resultó tan duro
como dejar de mirarte el pelo al viento
justo antes de que cogieses ese bus
sin sabes que nos iba a separar
para siempre.



Y siempre es nunca, pequeña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario