lunes, 19 de diciembre de 2011

Insomnios con él.

Hacía mucho que no manteníamos ni una palabra.
Años incluso.

Y ahí estaba, un lunes a las cuatro de la mañana se me abrió una conversación.

Él seguía ahí después de tanto tiempo, creía que no se acordaba ya de mi.

Una sonrisa iluminó mi cara por primera vez en todo ese largo día.

Lejos de la típica conversación nos metimos de lleno en nuestros secretos más profundos.
Es lo que más me gustaba de él. Teníamos tanta confidencialidad que seguramente nadie que lea este blog sabrá quién es.

Su voz tranquila siempre me había gustado, y hablar de temas que me habían hecho enloquecer en diferentes etapas de mi vida era excitante.

Recordar dolores juntos, sin miedo a posibles reacciones autodestruyentes. Se me erizaba la piel.

Sabía que él sonreía mientras hablaba conmigo, como yo. Eramos cómplices de un ardor similar.


De repente tenía la necesidad de verle. Ya. Instantáneamente
Necesitaba abrazarle, besarle, fundirme en su pelo.

No me importaban mis gustos ni los suyos, quería desgastarle cada poro de su cuerpo.



Sin amor, sin ataduras, sin nada. No quería enamorarle y ni siquiera sabrá jamás de estas palabras.


Es esa sensación de querer estar con una persona que siente exactamente lo mismo que .



Es pura ficción humana, suculentos placeres virtuales.
Él, carne de cañón y yo, bomba de relojería.







Estamos destinados a ser todo en esta nada.

1 comentario:

  1. pufff!!!! Me alegro que alguien(aunque no tenga ni idea de quien es) pueda sacarte una sonrisa y que alguien te haya hecho salir de esa melancolía de la que hablamos ayer...
    Sigue así... eres GRANDE!!!! ;)

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