martes, 20 de diciembre de 2011

No hay tiempo de correr, tendremos que caminar.

El frío nos persigue por cada esquina, buscando el calor de nuestras manos.
Siento tu mirada más cerca cada día, cada noche, en cada sueño.

Me estoy acostumbrando a tenerte en mi cabeza cada segundo, como hace años.
Soñarte con los ojos abiertos y besarte con los ojos cerrados.

Esos labios suaves que acarician los mios disimuladamente, intentandome rozar tu lengua con la mía.

Amanecer a tu lado es lo único que me queda para cerciorar la perfección de tu persona.
Ver como abres los ojitos y bostezas, sonriendo.
La claridad de la luz que entrará por la ventana ese día me ayudará a creer que de verdad existes, que eres tú.








Mil lunas enteras por darte,
mil palabras al día regalarte.

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