lunes, 29 de agosto de 2011

Que hable el polvo...

¿Recuerdas aquellos días de felicidad plena? Donde nada importaba y todo era innecesario.
¿Recuerdas esa hierba mojada que cubría nuestros rostros? Cuando era sólo respirar.

Pregúntale a esas sábanas llenas de pintarrajos y dulzura lo que teníamos.
Dile que si te puede dar la solución a esta enfermedad que nos consume.

Yo...Tengo una ligera idea, seguramente equivocada ( para variar ).


¿Y quién lo puede saber, querida? Necesito una respuesta pronto o nos estallará en los ojos.

Un par de cigarrilos con un café en aquella vieja cafetería de barrio nos haría pensar, comprender... O no, seguramente no.

Pero supongo que habrá que intentarlo...

¿Por qué?

Por no olvidar todo lo que fuimos, todo lo que somos y todo lo que seremos.

Por... Nosotras.



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