Me rindo ante el destino que ha querido arrancarme de cuajo de tus brazos.
La peor despedida es la que sabes que no lo es.
Esto es así.
Eres el adiós que jamás podré pronunciar,
el primer primer beso que nunca olvidaré
y la culpa de que esto es por mi.
No lo alargo, no me busques más por aquí.
Pero recuerda que yo, no rompo las promesas.
Espero que hayas entendido eso.
Hasta que volvamos a cruzarnos sin mirar,
o hasta que volvamos a querernos sin creerlo.
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