Enredas,
como si fuese el pelo
que tienes al despertar cada mañana.
Giras,
como si pudiésemos salir
de la espiral
sin orgasmos.
Tiras,
y nos vuelves a rescatar.
El efecto peonza te precede
y conmigo estás jugando a dar vueltas
con la cuerda.
(aún pudiendo darlas en tu cama)
Llegará un día en que no quede más
y a ver qué haces.
Quizás muerdas,
o arañes.
Haz lo que tengas que hacerme,
pero ya.
Que me quedan dos cigarros
y la prisa aprieta cuando miento.
Sobretodo,
cuando te mento a ti.
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