quién sabe por qué.
Me quedé,
sabéis por quién.
Ella,
de la que tanto hablan los poemas.
La que tiembla cada vez que araño su espalda,
la que coloniza el hueco de mi cuello.
Ella,
todo lo que buscaba en bocas de otras,
lo que no encontraba en las bragas de alguna loca.
Ella,
lo que esconde,
lo que la compone,
la que me ha enseñado a desprestigiar la luna.
Ella,
sin dudas.
Sin miedos ni peros,
solo una pega.
Eres ella.
No necesito etiquetas,
ni cenas caras por nuestro aniversario,
ni si quiera un regalo cada vez que sea día cuatro.
Solo pido que te quedes,
tanto si llueven pianos como si truenan violonchelos.
No tengo mucho que ofrecer,
quizás mis costuras mal remendadas sean suficientes.
Aún quiero regalarte más noches eternas.
De esas en las que la hora nos pilla gimiendonos al oído
o viendo como me miras los labios mientras fumo.
Vuelvo a entender todas esas canciones que hablan de amor absurdo,
aun que sabes que soy más de amores temporeros.
Has hecho que todo eso se quede en la basura
y solo quiera
tu boca
mordiéndome como ninguna.
y solo quiera
tu boca
mordiéndome como ninguna.
Me estoy dando cuenta
de que voy camino de cometer un suicidio
con sonrisas como puñales,
o lo que es lo mismo
volver a enamorarme.
(sí, lo he dicho.)
de que voy camino de cometer un suicidio
con sonrisas como puñales,
o lo que es lo mismo
volver a enamorarme.
(sí, lo he dicho.)
-Y no veas cómo acojona, cariño-
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