No me hagas pensar en lo que no somos
que ya me comí la cabeza hace tiempo
y el techo de vez en cuando.
Las noches en vela quitándote los miedos,
arrugando sábanas.
Con tus respiración a milímetros.
Pero aquí sigo, sin alas y de piedra.
Forjando mi muro de Berlín,
guardando el poco aire que dejaste
para seguir respirando cuando el tiempo amaine.
La caja de Pandora está abierta,
a ver quién es la valiente ahora
que se atreve a echar una guerra con mis pupilas.
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