Tengo las manos frías
y no puedo evitar acordarme de aquella tarde
con el café caliente
y tus guantes calentándome.
No sabría cómo describirnos ahora
que no te busco
ni tú me encuentras
pero siempre acabamos cruzándonos.
Pero hoy he vuelto a luchar con tus comisuras
y has perdido
aun que yo tampoco he ganado
porque no hemos querido.
Porque nos hemos querido,
otra vez,
a oscuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario