He amado hasta llegar a la locura, y eso que llaman locura, para mí, es la única forma sensata de amar.
Despertar un día cualquiera, por ejemplo, un lunes frío de enero.
Y sin saberlo, empezar a caer en una espiral llamada "amor".
Y llegar un momento en no saber diferenciar en que mundo estas.
No saber si amas, odias, o qué sientes.
El momento en el que has cambiado la cordura por unos labios, unas caderas y un precioso pelo negro.
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